CAPITULO ANTERIOR¿O estaría tan avergonzada que no se animaba a aparecer? ¿Le habría pasado eso? ¿Será que una vez más no pudo no arruinar algo que la hacía sentir feliz? ¿No pudo no espantar a alguien que le gustaba mucho? Ya me he encariñado contigo, lo dijo varias veces, fumada e impotente, cuando empecé a sentirme incómoda, cuando de pronto el encanto desapareció. Casi desesperada preguntaba si la iba a bloquear del whatsapp, si no nos íbamos a volver a ver, aunque sea como amigas, mi amor... En un momento a mi también se me escapó un mi amor, cuando armaba el mate en la mesada de la cocina, me salió, sin ninguna dificultad, con lo que a mi me costaba decir ese tipo de cosas, con ella me había salido... Y fue la telepatía que hizo de las suyas, apenas empecé a sentirme incómoda ella cambió su comportamiento, empezó a ponerse inquieta, acelerada, preguntaba una y otra vez lo mismo. La telepatía es afectividad a distancia, nos pasa con aquellas personas con las que por alguna razón tenemos afinidad, y con ella la había, muchísima afinidad, posiblemente nos asustamos de eso, el amor asusta, al menos a mi, me da más miedo que el odio porque si odiás mandás al carajo y sanseacabó, pero si amás… necesitás, extrañás, temés, llorás…
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Perdida en Alhaurin... |
Habían pasado tres días desde esa noche ajetreada, entraba la resolana por la ventana, me hacía doler los ojos. Me di cuenta de que yo también me había encariñado, mucho, como ella juraba que le había pasado conmigo. No podía dejar de pensarla, necesitaba horrores verla y aclarar las cosas, razonar con ella qué era lo que había pasado, porqué nos habíamos puesto así, necesitaba volver a ver a la que había conocido en un comienzo, la respetuosa, la simpatiquísima de acento intrigante y ojos intrépidos. Sentía angustia, tenía unas ganas locas de abrazarla, de confesarle que me había asustado pero que igual podíamos intentarlo un poco más, a ver qué pasaba, si podíamos hacer que la cosa se acomode, nos conocíamos poco y nada, con el tiempo los melones se van acomodando, y las relaciones igual, ya no me importaba lo que había pasado, sentía que teníamos que hablar y todo se iba a arreglar, pero no me animaba a escribirle. Y no lo hice. Miré cobardemente en el Facebook a ver si había puesto algo, para ver si estaba bien, y terminé mirando hasta los posteos de sus contactos. Eso que no hago con nadie porque no se me ocurre, con ella lo hice. Así me pasé como dos horas, conociendo su mundo, sus locuras y sus goces, y cuanto más miraba más me atraía, la intrépida malagueña. Me había olvidado por completo de cómo me había sentido aquella casi olvidada noche de los excesos.
(Sigue)Continuará...
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